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11
Jun
2015

El Prado se aloja en Cádiz

El Prado, la Fundación Cajasol y la Obra Social "la Caixa" presentan Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado en Cádiz. Se trata de la primera exposición que se puede ver en Cádiz fruto del acuerdo entre las entidades financieras y el Museo del Prado y también la primera compuesta íntegramente por fondos del Prado que se podrá disfrutar en la capital gaditana. 

El presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, José Pedro Pérez Llorca; la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez; la directora general adjunta de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, Elisa Durán; y el director de Acción Social y Emprendedores de la Fundación Cajasol, Luis Miguel Pons, han presentado hoy la muestra Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado.  
La exposición, organizada conjuntamente por el Museo Nacional del Prado y la Obra Social "la Caixa" en colaboración con el Ayuntamiento de Cádiz y la Casa de Iberoamérica, permanecerá hasta el 20 de septiembre en la capital gaditana presentando un recorrido geográfico y cronológico por las colecciones del Museo del Prado para aproximar al espectador a objetos que le rodean, que utiliza de manera natural, automáticamente o conscientemente, y que forman una parte esencial de la vida.
Esta muestra, que forma parte del programa de exposiciones itinerantes organizadas conjuntamente por el Prado y la Obra Social ‘la Caixa’, ha sido visitada por más de 150.000 personas en sus sedes anteriores: los centros CaixaForum de las ciudades de Lleida, Girona, Tarragona y Zaragoza.
Dentro de este mismo programa, el Museo del Prado y la Obra Social ”la Caixa” han presentado conjuntamente las exposiciones Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje nórdico en el Prado (2012-2013) en las ciudades de Valencia, Zaragoza, Sevilla y Palma; y Goya. Luces y Sombras (2012)  y La belleza cautiva. Pequeños tesoros del Museo del Prado que se han podido ver en CaixaForumBarcelona.  
Este proyecto expositivo de orientación didáctica, Los objetos hablan, se suma a la colaboración de ambas entidades en El arte de educar, un programa educativo desarrollado por el Museo del Prado y la Obra Social ”la Caixa” que ofrece visitas-taller para Educación Infantil y primer ciclo de Primaria;  visitas dinamizadas para grupos escolares de ciclo medio y superior de Primaria y Secundaria, así como material didáctico para las familias que visiten las colecciones con sus hijos, y del que hasta la fecha se han beneficiado más de 232.000 niños en edad escolar.  

Cuidada selección de pinturas

Compuesta exclusivamente por obras del Museo del Prado, Los objetos hablan ofrece a sus visitantes la posibilidad de disfrutar de una cuidada selección de pinturas y también de objetos de artes decorativas, piezas de primer orden que tradicionalmente han quedado relegadas o ensombrecidas por las creaciones y los nombres de los principales pintores y escultores europeos de los siglos XV al XIX.  
Las obras seleccionadas, que van desde una medalla de Felipe II, fechada en 1559, hasta la figura de una mujer en la playa pintada por Cecilio Pla en la segunda década del siglo XX, plantean una visión sobre los objetos que acompañan a hombres y mujeres en su vida cotidiana o en momentos de especial significación, aquellos con los que quisieron o pidieron ser retratados. Desentrañar qué información nos dan los objetos sobre esos personajes, su época o su contexto geográfico, o qué significado oculto puede tener alguno de ellos es el principal cometido de esta muestra.  
Hombres y mujeres pueden reconocerse a través de ciertos objetos que les han acompañado a lo largo de los tiempos –a la hora de alimentarse, de vestirse, de desarrollar un trabajo o, simplemente, disfrutar de su ocio–, ya que esos objetos son depósitos de la memoria, tanto individual como colectiva. Nos informan sobre costumbres y creencias, y también sobre las circunstancias históricas y sociales del momento en que fueron utilizados. Pero al mismo tiempo sugieren ideas, permiten establecer relaciones entre conceptos muy diversos, despiertan en quienes los contemplan todo tipo de sentimientos e invitan a soñar, a imaginar y a evocar otros lugares o momentos.  
Los cuadros del Museo del Prado –los bodegones, por ejemplo– muestran una gran cantidad de elementos simbólicos, que contribuyen a enriquecer el aspecto formal que ofrecen y nos permiten un acercamiento al mensaje que el artista o su mecenas o cliente quisieron transmitir. Pero también hay en ellos numerosos detalles escondidos que nos obligan a recorrer una y otra vez la superficie pictórica para aprehender su esencia y su valor.  
Los objetos hablan, y además –y esa es la clave– nos invitan a dialogar. Ese es el objetivo de la exposición: plantear un diálogo entre sus visitantes y los objetos del Museo del Prado, tanto los "reales" o tridimensionales como los representados en la cuidada selección de pinturas que forman parte de ella.  

Las claves 
¿Qué es lo más importante en un retrato?, ¿qué atrae nuestra atención? Indudablemente, el espectador debe fijarse en la persona retratada, en su rostro, su mirada, su indumentaria, su peinado…; pero también en los objetos que lleva consigo o que aparecen a su lado.  
En ocasiones, los objetos de los cuadros se convierten en auténticos protagonistas de la composición y en elementos clave para reconocer la escena representada; y esa función desempeña el instrumental quirúrgico que ha desplegado sobre la mesa el charlatán sacamuelas pintado por Theodoor Rombouts, que además lleva colgado al cuello un largo collar de muelas para demostrar el éxito de intervenciones anteriores a la que está realizando. En esos objetos está la clave de todo.  

Los objetos nos retratan
Los objetos que nos rodean definen quiénes y cómo somos, es decir, nos retratan. Los trajes y vestidos que llevan los personajes de los cuadros que integran esta exposición sirven para indicar su estatus. En el caso de los retratos femeninos son particularmente importantes las joyas y los accesorios que lucen las retratadas, como la reina Isabel de Borbón, esposa del rey Felipe IV, que con el gesto de la mano derecha lleva la mirada del espectador hacia el rico joyel y el collar de perlas que adornan su vestido en el espléndido retrato que le hizo Frans Pourbus. En esa misma línea, la paleta y los pinceles con los que se autorretrata Carlos María Esquivel nos ayudan a reconocer en él a un pintor.
Por otro lado, los alimentos que muestran los ricos bodegones de cocina y de mesa hablan de costumbres gastronómicas y del contexto socioeconómico de la época en que fueron pintados estos cuadros, pero también del poder adquisitivo de quienes los encargaron.    
 
Un mensaje escondido
Muchos cuadros encierran un mensaje oculto o simplemente ofrecen una información que el espectador no es capaz de percibir en un primer momento. En ocasiones, los objetos que acompañan a los protagonistas de algunas pinturas tienen un valor simbólico como las flores que san Diego de Alcalá esconde en el hábito (que hacen referencia al milagro del santo, que convirtió panes en rosas).  
Asimismo, los objetos con los que han sido representados diversos personajes pueden servir para vincularlos a sus familiares o amigos ausentes (el camafeo que muestra la infanta Isabel Clara Eugenia), para resaltar la dignidad del retratado (el Toisón de Oro que luce el rey Felipe II) o bien para indicar su profesión o actividad (libros, armas, adornos, etc.). Otros, como la carta que una joven acaba de recibir con motivo de su cumpleaños en el cuadro de Raimundo Madrazo, nos invitan a imaginar qué puede poner en ella y quién se la habrá enviado.  

El coleccionismo. De objeto de uso a objeto artístico
Desde tiempos remotos el hombre ha sentido la necesidad de acumular objetos y, es más, de mostrarlos a otras personas para dejar patente su estatus social y su nivel adquisitivo, como refleja la galería representada por Jan Brueghel en su alegoría de la Vista y el Olfato, que ilustra el afán coleccionista de la aristocracia flamenca de los siglos XVI y XVII.  
Del mismo modo, el pintor Ignacio León y Escosura, que a finales del siglo XIX compaginó la creación artística con su actividad como coleccionista y anticuario, muestra su estudio en París y deja constancia de su interés por todo tipo de obras pictóricas, objetos decorativos, armas, libros y muebles.  
Puede decirse que la belleza de los objetos reside en la mente de quien los contempla. Por esa razón muchos objetos pueden perder en un momento determinado su carácter utilitario para convertirse en piezas de colección, ya sea por su propia historia, por su valor artístico o por su poder de evocación. Así ocurre, por ejemplo, con la escribanía de plata que usaba el director del Museo del Prado o con los sombreros que llevaban sus celadores, que hoy forman parte de las colecciones artísticas del Museo y están presentes en esta muestra.  

Catálogo
La exposición cuenta con su correspondiente catálogo a cargo de su comisario Fernando Pérez Suescun